Creo que con este post nos vamos a sentir todos los fotógrafos de naturaleza un poco identificados. La verdad que cada vez que no podemos viajar a lugares llenos de naturaleza en estado puro, como parques nacionales, reservas o lugares donde aún la mano del hombre no llegó para modificarlo todo, nos agarra a nosotros, los locos que perseguimos pajaritos, paisajes, amaneceres, bichos, estrellas y tantas otras cosas lindas que nos regala la naturaleza, una especie de síndrome de abstinencia.
Primero, al menos en mi caso, vienen unos días de añoranzas, de pensar en aquel último viaje o revisar el archivo para al menos viajar digitalmente. Después viene el tiempo de empezar a pensar a donde ir, proyectamos, buscamos en internet, nos imaginamos alguna especie que nos interese ir a buscar a un pantano, a la selva o a donde sea... pero por favor, que sea en medio de la naturaleza.
Y bueno, al final a veces logramos viajar y todos contentos. Pero otras, el tirano destino tiene planeado para nosotros cosas mas aburridas como trámites, trabajos y un sin fin de cosas que nos mantendrán atrapados en la jungla, no la verde y linda llena de árboles, sino la de cemento.
Bueno... para cuando estés en ese momento que todos pasamos, y que detestamos pasar, yo te recomiendo algo que al menos a mi me sirve.
Nunca dejes la cámara. Pensá que esa felicidad de lograr una buena foto puede estar a la vuelta de la esquina, en una maceta fotografiando una textura, en una reserva urbana, en un jardín, en una flor que crezca en cualquier lado. Pero está, siempre está.
Tengo la suerte de tener un jardín, con aves, plantas e insectos que me encantan y que me han regalado, con el correr de los años, algunas lindas fotos que incluso son de las que más me gustan, y fueron tomadas durante esos periodos de abstinencia de naturaleza.
Las comparto con ustedes. Espero que las disfruten y, sobre todo, los empuje a sacar fotos aún cuando no se puede viajar.
Saludos
Matt